HUMAREDA, MUERTE CRÓNICA

Santa Cruz, bajo el cielo más sucio de América, respira humo desde hace más de un mes. Nuestros ojos lloran, no solo por la irritación, sino por la tristeza de ver cómo nuestro hogar se consume en cenizas. La supervivencia hoy, parece lo único que nos queda más allá de cualquier gobierno, ya sea central, departamental o municipal. Pero no basta con culpar a otros, una parte de la responsabilidad también es nuestra.

Las preguntas son inevitables: ¿qué estamos haciendo para cambiar esta realidad? ¿Cómo cuidamos nuestro medio ambiente? ¿Quemar y no reciclar nos hace tan culpables como aquellos que iniciaron el fuego? ¿Acaso las leyes tienen un peso moral, o son solo castigos elásticos?

Sin embargo, más allá de las leyes y de los culpables, es hora de asumir las consecuencias de nuestros actos, incluso las de aquellos que más han quemado. Es el momento de hacer brillar nuestra ciudad, de proteger nuestras reservas naturales, de dejar de señalar con el dedo y de empezar a enseñar a nuestros niños a cuidar el medio ambiente, porque es también su responsabilidad; no solo deben ser expertos en juzgar, sino en actuar.

Que surja una sombra noble, libre de ataduras políticas, dispuesta amar a Bolivia sin distracción ni sumisión al poder central, con la convicción de sanar lo que se ha herido. seamos siempre libres, entendiendo que el verdadero cuidado de nuestro medio ambiente nace de la responsabilidad individual y la cooperación voluntaria, no de imposiciones ni leyes centralistas que solo buscan controlar y culpar. Hoy, más que nunca, es tiempo de amar y proteger la tierra que nos da vida, no a través de discursos vacíos, sino con acciones auténticas. De aprender que la libertad y la responsabilidad ambiental son aliadas, y que el verdadero cambio proviene de comunidades que se organizan, de ciudadanos que asumen su rol y rechazan depender de un gobierno central que, muchas veces, mira a otra parte. Es hora de acciones valientes y corazones sinceros, que entiendan que desde la cooperación voluntaria, podremos vencer los desafíos que enfrentamos. Cuidemos nuestra tierra, sin esperar salvadores ni soluciones impuestas desde el poder. Porque la libertad también implica cuidar lo que amamos, sin esperar que otros lo hagan por nosotros.

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